lunes, 16 de noviembre de 2015

La historia de la Salvación


La historia de la salvación se enlaza en la perspectiva de Dios que mira a la humanidad y de la fe como respuesta que el hombre da a la invitación que Dios le hace a su plan de salvación. 

Dios se va manifestando a través de signos, personas que hacen creíble la presencia de él en la historia humana; Dios viene al encuentro de la realidad del hombre y la mujer, él no se hace ajeno al sufrimiento, las angustias, las tristezas, la soledad y lo mas importante no se aleja del pecador, sino que brinda su amor para sacarlo de estas dificultades que a diario experimenta.  

Esta historia de salvación se da progresivamente en la historia, según la Sagrada Escritura, por ello 

La intención primera de Dios, en efecto, la que pone en marcha toda su acción, es el designio de salvar a los hombres: «Dios, nuestro Salvador, quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad» (1 Tim 2, 3-4). Esta intención pone en marcha todo un plan, que comprende desde la creación hasta la transformación de todas las cosas en orden a recapitularlas todas en Cristo, y así, insertas en él, introducirlas en la corriente misma de la vida de Dios. «Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo… por cuanto nos ha elegido en él antes de la creación del mundo… eligiéndonos de antemano para ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su voluntad para alabanza de la gloria de su gracia, con la que nos agració en el Amado. En El tenemos, por medio de su sangre, la redención, el perdón de los delitos, según la riqueza de su gracia que ha prodigado sobre nosotros en toda sabiduría e inteligencia, dándonos a conocer el misterio de su voluntad según el benévolo designio que en él se propuso de antemano, para realizarlo en la plenitud de los tiempos: hacer que todo tenga a Cristo por Cabeza, lo que está en los cielos y lo que está en la tierra» (Ef 1, 3-10; cf. Col 1, 13-20). (Rubio. 1991)
Dios va manifestando su actuación a través del caminar del pueblo y por lo que él tiene que pasar: el el destierro, exilio, etc. El pueblo no camina solo en estas circunstancias, Dios guía a su pueblo por medio de la voz de los profetas, como Abraham, Moisés, Noe, Isaac entre otros. 

La plenitud de la salvación se concreta en la encarnación de Jesús, como la mayor expresión del amor de Dios para la humanidad, En Cristo se concreta la obra y el plan de Dios, que no es otro que la salvación del hombre y la mujer desde la historia real de los seres humanos. 



Bibliografía:

Rubio Luis. El Misterio de Cristo en la Historia de la Salvación, Sígueme, Salamanca 1991.

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